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El Parque Natural de Somiedo es un grandioso espacio protegido representante de la cultura, la historia y la naturaleza de Asturias.
Flora, fauna, arquitectura antigua, gastronomía, tradiciones, música, artesanía, naturaleza… eso y más ofrecen Somiedo y sus alrededores. El visitante interesado puede encontrar amplia información al respecto. Sin embargo, existen rincones poco conocidos pero que, si están por la zona, vale la pena disfrutar; algunos por su ambiente, otros por su cocina, otros más por su historia y así.
Ejemplos son Villablino -Comarca de Laciana, perteneciente a León-, Caunedo, Villar de Vildas, La Pornacal, etc. de los que hablaré en este artículo esperando sembrar la semilla de la curiosidad y el deseo del visitante por conocer estos recintos alejados de lo típico y mezclarse por unos momentos con la vida local, el tranquilo ritmo cotidiano de aquellas comunidades enclavadas en los más bellos parajes de Asturias, Castilla y León.
Villablino, en la Comarca de Laciana, al noreste de la provincia de León (comunidad autónoma de Castilla y León), parte de la Cordillera Cantábrica y situado entre las comarcas del Bierzo (región vinícola), Babia, Omaña y Asturias, es el centro poblacional más importante de Laciana y constituye un núcleo administrativo y comercial del noroccidente de la provincia leonesa, en uno de los muchos valles de su montañosa orografía.
Su historia data desde la época prerrománica. Durante las Guerras Cantábrica el valle de Laciana cae en dominio de Roma.
A inicios del S. XX, la minería sustituyó gran parte de la actividad agroganadera de la zona e impulsó el desarrollo de toda la comarca y principalmente de Villablino, su capital. El proceso de transformación de agroganadería a obrero-minera que sufrió la población, acarreó también cambios ideológicos que llevó a los mineros a organizarse y participar activamente en la Revolución de Octubre de 1934 y la Guerra Civil Española, tornándose un grupo ofensivo. A pesar de haber sido derrotados y ser víctimas de una intensa represión durante la dictadura franquista, esa organización fue el inicio de las organizaciones sindicales y la zona se erigió como una comunidad abiertamente antifranquista lo que le granjeó gran relevancia.
El desarrollo económico producto de la actividad minera promovió la construcción y el crecimiento del comercio, dentro del cual predominaron los bares y mesones que, hoy en día, siguen funcionando aunque la minería está en franca decadencia y Villablino, como pueblo, no tiene mayor atractivo, sin embargo, su ubicación geográfica en torno a diversos sitios de interés histórico y ecológico –como Somiedo, por ejemplo- hace que valga la pena tomarse el tiempo para desviarse hacia uno de sus bares más antiguos y tradicionales: Bar La Mina, donde podrán disfrutar del mejor cabrito al ajillo del mundo, unas estupendas mollejas guisadas y una caña de cerveza, unos chatos de vino o unos culines de la tradicional sidra. Además, si su elección es el vino, La Mina cuenta con una buena variedad de etiquetas y regiones como Ribeiro, Albariño, Bierzo, Cangas, Rioja, y más, perfectamente conservados en su pequeña bodega.
Cabrito al Ajillo (especialidad de La Mina)
Bar La Mina, ubicado en la Av. Constantino Gancedo #17 tiene un ambiente muy típico y la atención de los dueños –Benito y Deli Fernández- es inmejorable.
Mollejas guisadas. Tan deliciosas sólo en La Mina
Queimada
Ahí pasé una noche estupenda, con música en vivo (gaita, pandereta, pandero, voz…), Queimada (bebida gallega a base de orujo y café) y el ambiente y la alegría de los parroquianos.
La alegría de La Mina
Ya estando por ahí, una recomendación como ruta turística sería partir rumbo a la Braña La Pornacal –en Villar de Vildas-, pasando por Babia, Caunedo, la Pola de Somiedo y el Valle del río Pigüeña. A lo largo del camino –lleno de curvas, lo cual obliga a manejar despacio y con precaución, disfrutando además de las montañas, los ríos y árboles que bordean el camino- encontrarán infinidad de pueblitos de a penas 3, 5 o 10 casas siempre pintorescas y con un estilo que deja entrever la personalidad que los años les ha ido otorgando.
Al arribar a Villar de Vildas (Somiedo, Asturias), donde deberán dejar el automóvil –pues no está permitido al turista ascender a la braña si no es andando- podrán tomar un vino y picar algo en el Hostal La Pornacal. Su chorizo casero, la hogaza, el cordero lechal asado, las patatas fritas, el picadillo, los huevos rotos, la ternera guisada, el pote de berzas, la sopa de fideo y el arroz con leche son sólo algunas de las recomendaciones de su menú, todas de excelente calidad y abundante presentación. Sin embargo, el café no es muy bueno, cosa rara por ahí.
En cuanto al vino, les recomiendo el Monte Clavijo 2009, Rioja joven, de uva 100% Tempranillo y, para el final de comida un chupito de orujo de manzana y hierbas “Los Serranos”, propio del Principado de Asturias.
También en el Hostal La Pornacal encontraran a Doña Josefina Blasón y don Manuel Fernández, hosteleros muy amables y hogareños que harán sentir al visitante bienvenido a casa.
Les recomiendo no comer pesado antes de ascender, pues, aunque los locales les digan que son alrededor de 3km. la verdad es que rondarán los 5 kilómetros de cuesta al rayo del sol; eso sí, por hermosos paisajes de montaña, ríos y cascadas. Aislado de sonidos citadinos que permiten al viajero relajarse y disfrutar del paseo –no sin cierto esfuerzo físico-.
Al final, después de una torsión del camino, cuando el aire huele a establo y un teitu –techo tradicional de las brañas vaqueiras- se divisa, estamos ya por llegar.
Recorrer algunas de las aproximadamente 30 casas de la braña –prácticamente todas en desuso pero algunas que sirven aún como cuadra, granero y hasta refugio de los locales que trabajan la tierra y cuidan al ganado- nos transporta a otras épocas muy lejanas, donde la trashumancia era un rito entre las tierras asturianas, con los traslados anuales de los vaqueiros de alzada, grupo discriminado y mitificado en la región y que impregnó la cultura asturiana con su huella, tanto en su música como en su gastronomía e incluso en sus actividades comerciales (ya hablaremos más ampliamente de ellos).
El camino da sed, y no hay mejor agua que la que baja de esas montañas, completamente limpia y cristalina de la cual pueden beber y refrescarse.
Una hora aproximadamente de bajada a paso constante hacen que se llegue nuevamente a Villar de Vildas con ganas de descansar un poco y lo más cercano es el Mesón Ca’Ara, donde podrán beber algo y disfrutar de lo acogedor del lugar. Si la noche los pilla por ahí la zona –incluyendo Villar de Vildas- cuenta con apartamentos de Turismo Rural –ATr de 2 y 3 llaves de calificación- y Hostales de 1 y 2 estrellas.
La Casona de Lolo
Pero, en lo personal, les recomendaría llegar a cenar y pasar la noche en un rincón mágico en Caunedo: La Casona de Lolo, palacio de los Caunedo, núcleo de turismo rural.
Un sitio verdaderamente mágico y hermoso, sumamente acogedor y de buen gusto, con apartamentos rurales incluyendo un hórreo acondicionado como tal. Perfectamente limpio, con todos los servicios y con una muy amplia carta de vinos que abarca prácticamente todas las regiones de España: Albariño, Monterrey, Ribeiro, Rueda, Navarra, Somontano, Rioja, Bierzo, Cangas, Ribera del Duero, Toro, Sardón de Duero, Costers del Segre, La Mancha, etc. vinos jóvenes, crianzas, reservas y claro, la tradicional sidra. (Para quienes me siguen en Twitter justamente aquí conocí el vino “Cojón de Gato” –nombre de una uva regional- de Somontano).
Su carta de alimentos muy típica de la región: sopa de cocido, embutidos y quesos, pimientos del piquillo, bacalao, caldereta de cordero estilo vaqueiro –muy recomendable-, borrachinos y muchas cosas más.
Habitación en el Hórreo. La Cason a de Lolo, Caunedo, Asturias.
Es verdaderamente un sitio para conocerlse y disfrutarse, apto para toda la familia pero, si se viaja en pareja y se busca un lugar romántico, con mayor razón.
Durante mi visita disfruté de Cecina leonesa con queso de cabra a la plancha y pimientos del piquillo como entrada. Sopa de cocido de primer plato y Caldereta de Cordero estilo Vaqueiro. Sus raciones son tan abundantes que recomiendo compartir.
Caldereta estilo Vaqueiro. La Casona de Lolo
El vino: Pétalos 2008, Bierzo (León, España). De color negro violeta, densidad alta. En nariz notas de hongo silvestre, pimienta, cedro y avellana. En boca pimienta, frambuesa y ciruela. Estupendo vino.
Desgraciadamente mi agenda de viaje no me permitió pasar la noche ahí y marché de regreso pasada la media noche. Encontré mucha neblina en el ascenso del Puerto de Somiedo hacia León, pero pasada la neblina del Puerto y ya en la zona de Babia, el cielo, sin luz alguna en derredor desplegaba su abanico de estrellas de una forma espectacular y, coronando el firmamento, una luna enorme y bella.
Ojo, eso sí, con las vacas y siervos que pueden estar en plena carretera. Es una zona que debe ser conducida con muchísimo cuidado y precaución. (En la desviación hacia Villablino, ya en Babia, se cruzarán con el Río Sil y el Puente de las Palomas a 82 metros del cauce con una vista impresionante hacia abajo, vale la pena detenerse y admirar la vista por el día).
Puente de las Palomas
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