El PRIORAT celebra 10 años de su DOC

28 11 2010

Dentro de la legendaria y compleja historia del vino español, Cataluña fue, en más de una ocasión, pionera en el desarrollo de la vitivinicultura y, actualmente es una de las regiones vinícolas más dinámicas de todo el mundo.

El viñedo catalán, con más de 20 años de experiencia, ofrece un abanico inmenso de variedades de uva que hoy en día permiten elaborar vinos intensos, agradables y bien estructurados. Dentro de estas variedades destacan, por supuesto, aquellas variedades de la tierra, necesarias para la elaboración del cava, pero también la tempranillo (uva propia y representativa de la vitivinicultura española), llamada ull de llebre en catalán, y algunas otras variedades autóctonas entre las que se encuentran uvas francesas. Precisamente en Cataluña se produjeron la primeras cepas Cabernet genuinas españolas y se elaboraron los primeros cuvées a partir de uvas bordalesas autóctonas.

Esta riqueza en variedad y calidad de la viña permite a los bodegueros elaborar excelentes vinos con estilos muy propios, lo cual representa un gran potencial que ha atraído la mirada y la labor de grandes enólogos como Miguel Torres (Casa Torres), José Luis Pérez (Mas Martinet), los hermanos Albet i Noya, Fredi Torres (Sao del Coster), etc.

Además, gran parte de las ganancias de la producción vinícola catalana se invierten en la investigación enológica, muy fomentada en esta región.

Pero entremos de lleno en materia y hablemos del Priorato –en el centro de la provincia de Tarragona- que desde la Edad Media se convirtió en una de las zonas más célebres de cultivo cuando los monjes de la Cartuja de Scala Dei introdujeron el arte de la viticultura a mediados del siglo XII, y que en los últimos años ha experimentado un rápido crecimiento y sus vinos tintos son actualmente de los más apreciados en España y comienzan a situarse en la mirada y en las copas de los conocedores alrededor del mundo.

Scala Dei

La particularidad del Priorato (una de las comarcas más singulares de la región) está en su superficie. Se trata de una región vinícola geológicamente cerrada, rodeada por la impresionante sierra de Montsant, un escarpado círculo de montañas que descienden hacia el mar en dirección sureste. Dentro de estas barreras naturales se extiende un paisaje magnífico formado por angostos valles y colinas empinadas a una altura que ronda entre los 250 y los 600 metros sobre el nivel del mar y cuyas viñas sólo pueden cultivarse manualmente ya que están sobre terrazas y pronunciadas pendientes que imposibilitan, en la mayoría de los casos, el paso de maquinaria moderna y, por tanto, la mayoría de los viticultores continúan arando, sembrando y cosechando a partir de la utilización de animales como bueyes, asnos, caballos, etc.

El clima es templado y seco, mucho más fresco que el del litoral de la Costa Dorada.

El suelo está compuesto por restos de pizarra, lo que obliga a la raíz de la vid a introducirse profundamente en la tierra para poder encontrar agua y por ello la producción de cada viñedo es limitada; usualmente la producción no supera los 2,000 Kg. Por hectárea. Esta escasez en la producción también aumenta a su vez su calidad ya que los mostos resultantes del prensado de sus uvas son ricos en extractos, lo que da lugar a vinos de gran profundidad y concentración en los que destacan las notas de fruta madura y minerales.

La uva tinta Cariñena y la Garnacha son las variedades clave del Priorato y de cuya mezcla nacen sus característicos vinos tintos color granate, robustos, de sabor rico y penetrante y de intenso aroma.

Además de la Cariñena y la Garnacha también se cultivan algunas cepas blancas como la Garnacha blanca, Macabeo, Pedro Ximénez y Moscatel.

Actualmente, el Consejo Regulador, fundado en 1975, controla la calidad de los vinos producidos y embotellados bajo la etiqueta de DOC Priorat, calificación obtenida en diciembre de 2000, mismos que, sometidos a crianza, están obligados a cumplir con las siguientes normas:

  • Vinos de mesa, secos y semisecos: 1 año como mínimo en barricas de madera de roble.
  • Vinos tintos de añada: 2 años mínimo de los cuales uno al menos debe estar en barrica de roble.
  • Vinos rancios (vinos envejecidos lentamente en barricas de roble, excelentes para acompañar con frutos secos propios de la comarca, como son las avellanas): 4 años mínimo en barrica de roble.

Año con año el Priorato sigue evolucionando y hoy son innumerables los nuevos vinos que ofrecen al mundo y que se destacan por su calidad y su carácter inconfundible. Vinos que, definitivamente, vale la pena probar.